Resulta que a un ciudadano común y silvestre lo han echado de su trabajo por el simple hecho de tener instalado en su portátil el Sistema Operativo Ubuntu, portátil de SU PROPIEDAD y que le exigieron que usara para poder contratarlo, pues era indispensable que trabajase en un computador portátil para que se pudiera desplazar a merced.
Hubiese sido completamente comprensible si lo echaran de la empresa si el S.O. lo hubiera instalado en el computador de la empresa y sin permiso, pero tras del hecho de que no le facilitan herramienta de trabajo, le ORDENAN quitarlo e instalar Microsoft Windows.
El problema radica en la ignorancia del jefe, y en la suprema estupidez de su hijo de 15 años al hablar de algo de lo que no tiene ni la más remota idea: Ubuntu.
Sí, está claro que ni Linux ni ubuntu son la octava maravilla del mundo, ni mucho menos una panacea mágica (en dónde lo habré escuchado???), y tampoco hay que desmeritar el hecho que un S.O. como Windows XP es un buen sistema sabiéndolo llevar, pero en ningún momento se podrá decir que Linux es un sistema inestable y del que no se puede confiar, tal y como lo ha dicho el torpe hijo del jefe.
RECOMENDACIÓN: "No hablar a menos que se sepa de qué se trata el tema (daaaahhh)"
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